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EL PERIO’DICO : CONOZCA A OLIVIERO TOSCANI COMO LA PALMA DE SU MANO

Postato il 10.02.2014 da write@toscani.com Commenti Commenti disabilitati su EL PERIO’DICO : CONOZCA A OLIVIERO TOSCANI COMO LA PALMA DE SU MANO

Le leemos la mano al veterano polemista de anuncio que ahora tiene su propia marca de vino y aceite, 60 caballos y un taller de Arte de la Comunicación

VIDA

Nunca ha estado enfermo.

No, no de enfermedades, pero [se toca la rodilla] tengo la rodilla rota. Accidentes, muchos.

Sospecha que es inmortal.

Yo creo que soy inmortal hasta el día en que no lo sea más [sonríe]. Pero he vivido situaciones muy peligrosas. Hubo un gran accidente en el túnel de San Gotardo [Suiza, 2001]. Yo iba en el coche que estaba justo detrás del camión que provocó el accidente. [Hubo una decena de muertos].

¿Y qué le pasó?

Mi mujer gritaba: “¡Vamos a morir!” [se ríe]. Las mujeres siempre saben que van a morir.

¿Ha estado más veces a punto de morir?

Sí, pero no he sido consciente.

¿Tampoco corre el riesgo de morir de éxito?

Noooo. No creo que sea posible.

¿A qué tiene miedo usted?

A la enfermedad. No podría soportar una enfermedad. Tengo que decir que he sido muy afortunado: 72 años quizá sea suficiente suerte.

Va a cumplir 72, pero no cree que llegue a ser un adulto.

¿Qué es un adulto? Triste.

¿Triste?

Significa que ha perdido el entusiasmo.

Usted no tiene televisión en casa.

No, la tengo en el jardín. Junto al huerto. Para ver el fútbol.

¿Con qué se entretiene usted, aparte del fútbol?

Yo produzco vino, aceite…

Tiene caballos.

Caballos. Tengo casa en París, en Nueva York…

En La Toscana.

Es mi casa principal. Tengo una casa en la montaña para ir a esquiar… Tengo muchas camas. Y siempre pienso: no se duerme mucho teniendo más camas [se ríe].

Prefiere dormir en la calle que en un lugar cerrado con llave.

Lo detesto. Es deshumano.

¿Ha dormido en la calle?

Sí.

¿Porque le echó una mujer?

[Se ríe] Soy un hijo de los años 60. Tengo la edad de los Rolling Stones.

¿La mayor locura que ha hecho?

Toda mi vida es una locura. Debe ser una sorpresa. La locura es integrarse, hacer lo que te dicen que hagas.

Le regaló a Fidel Castro una ‘mountain bike’.

Porque creía que debía volver al monte a hacer la revolución. No es una locura. Es algo normal.

Jamás ha entrado en un banco. ¿Ese es el secreto para ser millonario?

Seguro [se ríe]. El más rico del mundo soy yo [carcajada]. El banco sabe cuántos millones tienes. Si no vas, tienes más.

¿No sabe cuánto dinero tiene?

No quiero saberlo. No quiero que condicione mi vida.

¿Y qué es lo que condiciona su vida?

Lo que condiciona mi vida es la esperanza, el deseo.

¿Ha defraudado a alguien?

Quizá. Pero creo que he sorprendido más que decepcionado.

TRABAJO

Tiene callos en las manos.

Sí, me gusta trabajar con las manos. Selecciono a mis colaboradores si saben trabajar con las manos.

¿Por qué?

Por sensibilidad.

Le llaman genio.

¿Yo? Lo encuentro ridículo.

También le llaman cínico.

¿Sí? La experiencia produce cinismo. Porque tú sabes que si haces esto, vas a tener este resultado. El cinismo no te deja experimentar. Si sabes el resultado, no lo experimentas. Y yo necesito experimentar.

Le siguen preguntando por Benetton 10 años después de despedirse. ¿Eso es bueno o malo?

Buenísimo. Mis mejores trabajos los he hecho después. Los de Benetton son los más conocidos, pero no significa que sean los mejores.

¿Qué escandaliza a Toscani?

Yo no me escandalizo. Me molesta la seguridad. No se puede ser creativo y seguro. No se debe tener miedo de tener miedo.

¿Usted no se arrepiente de nada?

Sí, de no haber hecho más. Más extremo.

Su gran sueño siempre ha sido ser director de un periódico.

En papel.

Quería rehacer el periódico donde trabajaba su padre, ‘Il Corriere della Sera’.

Sería una suerte para ‘Il Corriere’ [se ríe].

¿Y qué haría?

Reformaría el sistema de lectura. Pondría la guerra junto a la belleza. Dejaría clara la contemporaneidad del contraste humano. Todo mezclado.

AMOR

“La realidad humana es sexo y muerte”, dice. ¿Cómo anda usted de realidad humana?

El sexo es vida, es amor, interacción, sociedad, la política… Y la muerte es la muerte. Los dos son dos misterios. Son muy parecidos. Toda la condición humana es sexo y muerte.

¿Y la suya en particular?

Yo soy inmortal [sonríe], la muerte…

No le preocupa. ¿Y el sexo?

Ehhh. Muy afortunado [se ríe].

La búsqueda de la belleza es el motor de su vida.

Seguro.

¿Eso incluye sus tres matrimonios?

La belleza es una aspiración divina. Como el arte. Pero la tragedia también puede ser bella.

¿Sí?

[Asiente] El ‘Guernica’ de Picasso es una tragedia, pero una belleza única.

¿Su vida ha tenido belleza?

Afortunadísimo.

Tres matrimonios.

Sííííí. Seis hijos. 11 nietos.

¿Es un sentimental?

Creo que sí. Normal [se ríe].

¿Usted llora?

Sí. Me gusta llorar.

¿Le gusta?

Es una reacción emotiva. Es bello. Si lloro quiere decir que hay una turbulencia. Y me gusta. No me gustan las cosas obvias.

Vive en el campo con 60 caballos, 12 perros, tiene 6 hijos… ¿Cuándo está solo?

Estoy siempre solo. Es una filosofía personal. Estoy siempre solo, aunque a veces todo el mundo venga a tocarme los cojones [sonríe]. Pero ese soy yo. Creo que soy muy, muy afortunado.

¿Qué es la felicidad para Toscani?

Es una acción, no una consecuencia. Dar y recibir.

¿Usted es feliz?

Es muy fácil no ser feliz. Es una autoindulgencia. Ser feliz es fatigoso. Hay que trabajar. Hay que decidir. Hay que discutir.

Es más fácil ser feliz con cuatro casas, ¿no?

La felicidad debe provocar la confusión.

 

DE ANTEMANO

POLEMISTA DE ANUNCIO
Es oír su nombre y sufrir un ‘flashback’ de marca: enfermo de sida agonizante, anoréxica desnudaObama y Hu Jintao dándose un pico. Vallas publicitarias con colleja y logo para vender camisetas. Oliviero Toscani se retuerce en el asiento si le llamas “publicista”. “¡Vendedores ambulantes!”, grita entre aspavientos. Aunque él también haya vendido camisetas. “Hacía todo lo contrario de lo que me decían –se justifica–. Y funcionó”.

Fotográfo y polemista. Ahora es “pionero en branding”, le describían en su reciente cara a cara con Lluís Bassat organizado por la plataforma Cornellà Creació Fòrum. Diez años después de su sonado divorcio de Benetton, tiene su propia marca de vino y aceite, 60 caballos y un taller de Arte de la Comunicación (La Sterpaia). Incluso se ha presentado a las elecciones. ¿Su límite? “¿Qué es un límite? –responde tras el debate–. Hago lo que me interesa”. En el reverso del polemista hay un sentimental de 72 años, con mujer, dos ex, seis hijos, 11 nietos y 12 perros. Un hombre nada vengativo. “Tengo memoria selectiva. Es mi suerte. Recuerdo solo lo que me gusta”. Así que sí, sigue quedando para comer con Luciano Benetton.

No se mira en el espejo. “No soy vanidoso –asegura–. Debe comprender que creo que soy el hombre más afortunado y privilegiado que jamás he conocido en mi vida”.